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El presente artículo se basa en la premisa de que nuestro país necesita más juristas ymenos abogados, que además de saber litigar o impartir justicia, sepan generar conocimiento;que tengan una amplia cultura; un profundo humanismo; un gran sentido de la justicia, de laequidad, ecuanimidad, capacidad de interpretación y de decisión, que sean conscientes de losprofundos valores que entraña el derecho y que estén dispuestos a dedicar todos sus esfuerzos alservicio de sus semejantes, como único y verdadero sentido de su vocación.Es necesario dignificar la profesión, atendiendo a que su ejercicio se ve expuesto a desviacionesde su concepción original. El respeto, el conocimiento, la prudencia y el secreto profesional,constituyen entre otras, características esenciales en la práctica jurídica, a las que no se puederenunciar.No puede concebirse una formación profesional centrada solamente en aspectos técnicos,porque un profesional del derecho no lo es, cuando se convierte en un mero aplicador de leyes.Requiere de permanente estudio e investigación; de disciplina y profundidadPara entender mejor las bases humanísticas de la disciplina jurídica, que deben presidir todarelación profesional, en este estudio se hace un breve esbozo de la historia de la abogacía. Palabras clave: Humanismo, formación jurídica, rehumanización, historia de la abogacía. |