Título: Consideraciones hacia los psicofármacos en profesionales y estudiantes de medicina en España, y en profesionales de la medicina en México y en Colombia : un estudio comparativo: un estudio comparativo
Autores: Montero Bancalero, Francisco José
Fecha: 2014
Publicador: Dialnet (Tesis)
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Tipo: text (thesis)
Tema:
Descripción: 1. Introducción A la medicación psicotrópica se la considera como aquella que ejerce profundos y beneficiosos efectos sobre la conducta, el estado de ánimo y la cognición, aunque con frecuencia, no modifican el proceso de la enfermedad subyacente (Schatzberg, Cole, & DeBattista, 2010). Los tres grandes tipos de psicofármacos más utilizados en el tratamiento de los problemas mentales y los cuales han sido tomados como referencia para nuestra investigación son los ansiolíticos, los antidepresivos y los neurolépticos o antipsicóticos. Ansiolíticos: Los primeros fármacos con efecto ansiolítico selectivo y también hipnótico fueron los barbitúricos (Stolerman, 2010). Las benzodiacepinas, quizá los ansiolíticos mejor conocidos y más extensamente utilizados (Stahl, 2008). Las benzodiacepinas son muy seguras y efectivas en el tratamiento de la ansiedad a corto plazo. (Preston, O'Neal, & Talaga, 2013). Antidepresivos. Los medicamentos antidepresivos incluyen los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, los tricíclicos y los inhbidores de la monoamina oxidasa, resultando efectivos en el tratamiento de la depresión y la ansiedad comórbida (Leonard, 2001). Los antidepresivos producen un incremento transitorio en el cerebro de determinados neurotransmisores del tipo monoamina, tales como la serotonina y la noradrenalina, bien por la inhibición de su degradación, o bien, bloqueando su reabsorción o recaptación por las neuronas en la sinapsis (González & Pérez, 2007) Antipsicóticos. Los antipsicóticos son medicamentos calmantes usados para contrarrestar la inquietud interior, la agitación psicomotora y el insomnio severo, estados que pueden surgir en los siguientes contextos: psicosis esquizofrénica, especialmente en sus formas paranoide y severa, manía, síndromes psicóticos como secuela de un trastorno orgánico cerebral y depresión, especialmente la que cursa con síntomas de agitación y ansiedad (Spiegel, 2003). La prescripción de psicofármacos en atención primaria, merece especial atención, pues muchas veces se lleva a cabo sin la realización de otras intervenciones previas o paralelas para trastornos mentales y con prescripciones más duraderas que lo recomendable e incluso con carácter indefinido (Galleguillos, Risco, Garay, González, & Vogel, 2003). Los psicofármacos son un grupo de fármacos de elevado consumo en el Sistema Sanitario Español (Romo et al., 2003). Según los resultados del ESEMeD, un 16 % de la población española entrevistada había consumido algún tipo de psicofármacos durante el año anterior a la encuesta, siendo la probabilidad de consumo el doble para las mujeres. Las benzodiacepinas (solas o combinadas) fueron el tipo más consumido con un 11�4 %, seguidos por los antidepresivos con un 4´7 %, dentro los cuales, los de mayor uso fueron los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina con un 59´5 %. Los antipsicóticos fueron consumidos en el 2´1 % de los casos y los estabilizadores del estado de ánimo en un 0´1 % (Codony et al., 2007). El desarrollo de un fármaco es un proceso altamente complejo que comienza por una fase preclínica en la que se evalúa en animales la biodisponibilidad, metabolismo y toxicidad del medicamento, sus efectos sobre dianas biológicas conocidas y la representación de la patología en varios modelos de animales. Después de obtener suficientes datos en estudios con animales, el fármaco puede ser probado en humanos (Schatzberg & Nemeroff, 2009). La Agencia Estadounidense sobre Alimentación y Medicamentos (Food and Drug Administration o FDA) advierte que la medicación psicotrópica puede incrementar el riesgo de suicido, lo que genera preocupación sobre su prescripción en pacientes con trastornos psiquiátricos, muchos de los cuales ya poseen un riesgo incrementado de suicidio. Por ello, los clínicos deben comprender los peligros y beneficios asociados al uso de medicación psicotrópica (Fawcett, Baldessarini, Coryell, Silverman, & Stein, 2009). Los objetivos de esta investigación contemplan el estudio entre profesionales y estudiantes de medicina, y profesionales médicos de México y Colombia de sus consideraciones hacia los psicofármacos, explorando sus actitudes hacia eficacia, efectos secundarios, mecanismos de acción, en relación con sus hábitos prescriptivos, comparando a su vez las diferencias entre estudiantes y médicos, diferenciando también entre españoles y extranjeros. 2. Método La presente investigación es de naturaleza descriptiva-analítica y no experimental (ex postfacto), de carácter transversal, utilizando como procedimiento para la recogida de información, la encuesta y como técnica, el cuestionario, que se basa en la obtención de gran cantidad de información con objeto de caracterizar a una población. La captación de la muestra se llevó a cabo mediante un proceso de difusión del objeto de la investigación adjuntando el enlace del cuestionario on-line. La muestra aceptante ha sido de 210 sujetos, de los cuales el 61'9% se corresponde con profesionales médicos de Atención Primaria de los países de España, México y Colombia y el 38'1% con estudiantes de 5º curso de Medicina de las Facultades de Sevilla y Granada. De entre la muestra de profesionales médicos, el 48'46 % son varones con una media de edad de 46'16 años frente al 38'75% de estudiantes del mismo género, siendo la media de edad de este último grupo 22'74 años. Al no hallarse en ningún caso un cuestionario susceptible de satisfacer a los propósitos de esta investigación. Se creó así el �Cuestionario sobre Actitudes hacia Psicofármacos en Profesionales de la Medicina�. 3. Resultados De acuerdo con lo que a lo largo de esta investigación, ha venido siendo manifestado por parte de la muestra de facultativos perteneciente al país español, se podría describir cuál es el perfil predominante del profesional médico de atención primaria en lo que a actitudes hacia psicofármacos se refiere. Las características globales de dicho patrón podrían detallarse como sigue: · Considera ante cada paciente con problemas mentales la posibilidad de escoger entre un tratamiento psicofarmacológico y uno psicoterapéutico. · Hace uso de una mayor frecuencia de prescripción de psicofármacos frente a la psicoterapia para sus pacientes con problemas mentales. · Prefieren el modelo que defiende que los psicofármacos corrigen un estado cerebral anormal, que son tratamientos para las enfermedades mentales, que su acción terapéutica se deriva de sus efectos sobre la patogenia de la enfermedad, y que la medicación psicotrópica es como insulina para la diabetes (Moncrieff & Cohen, 2005). · Informa de una actitud no claramente definida hacia los psicofármacos y en cambio, muy favorable hacia la psicoterapia. Comparativamente al perfil predominante descrito para el médico español y siempre según la información reportada que la representación de México y Colombia ha venido a aportar al presente estudio, ha sido posible con la prudencia obligada por el tamaño muestral, la concreción del perfil más representativo de profesional de la atención primaria en los citados países en cuanto a actitudes hacia psicofármacos se refiere, el cual quedaría definido por: · Reflexiona ante cada paciente con problemas mentales la posibilidad de escoger entre un tratamiento psicofarmacológico y uno psicoterapéutico. · Hace uso de una mayor frecuencia de prescripción de psicoterapia frente a los psicofármacos para sus pacientes con problemas mentales. · Prefieren el modelo que defiende que los psicofármacos crean un estado cerebral anormal, que son drogas psicoactivas y que sus efectos útiles son consecuencias de un estado inducidos por ellos mismos y que la medicación psicotrópica sería como el alcohol para la ansiedad social (Moncrieff & Cohen, 2005). · Reporta una actitud ligeramente más crítica hacia los psicofármacos que los médicos españoles, e igualmente a favor de la prescripción de psicoterapia. 4. Discusión Parece ser que la prescripción manifiesta de psicofármacos y las actitudes hacia los mismos pudiera estar influida por determinantes culturales que vienen a diferir entre el contexto español enmarcado en Europa por un lado, y el correspondiente a México y Colombia, integrado en América Latina, con una filosofía distinta en torno a la concepción de los trastornos mentales (Raskovsky, 2010). Por último, el alumnado de medicina es el colectivo que se inclina más ampliamente por asumir el modelo de acción de los psicofármacos en el que estos son concebidos como correctores de un estado cerebral anormal y bajo el paradigma de la insulina para la diabetes. En consonancia, parece denotarse una predilección hacia este modelo dentro de las enseñanzas universitarias. Sin embargo, en el ejercicio profesional del contexto español el apoyo a dicho modelo es menor que en la muestra de estudiantes, aunque es el preferido, pese a que el modelo alternativo recorta las distancias de forma relevante. En el contexto latinoamericano, esta situación se revierte, y el modelo alterno que interpreta que los psicofármacos crean un estado cerebral anormal y los asigna al paradigma del alcohol para la ansiedad social sería más predominante que el otro. En nuestro país, la tendencia a considerar que los psicofármacos corrigen un estado cerebral anormal, que tienen un efecto terapéutico para tratar las enfermedades mentales derivado de su acción específica sobre la patogenia de dicha enfermedad, de la misma manera en la que la insulina actúa con respecto a la diabetes, es mayor que la consideración de los psicofármacos como drogas psicoactivas que inducen un estado cerebral alterado con un efecto útil sobre una condición psicopatológica de la misma manera que el alcohol alivia la ansiedad social. Esta diferencia se acentúa para el caso del alumnado de medicina, y todo ello, a pesar de la falta de evidencia sólida a favor de los mecanismos fisiopatogénicos responsables de los trastornos mentales (Moncrieff, 2008), pero cuyas hipótesis (dopaminérgica, serotonérgica y/o noradrenérgica) se enuncian por oposición al efecto del preparado farmacológico, con la misma confusión en términos de validez que una hipótesis formulada para explicar el origen del dolor de cabeza, partiendo del alivio producido por un comprimido de aspirina, llegase a atribuir la génesis del dolor a un bajo nivel de aspirina en el organismo (Pérez, 2007). Aunque las compañías farmacéuticas suelen sugerir lo contrario, no existe correlación entre la ansiedad o la depresión y unos niveles bajos de serotonina (Lane & Muñoz, 2010) Sin embargo, el empeño de una parte de la comunidad científica en aferrarse al hecho de que las alteraciones en la neurotransmisión serían agentes implicados en los trastornos mentales pese a la falta de confirmación objetiva, debería llevar al replanteamiento de tales hipótesis y a desvelar, si es que así sucediese, su vinculación a intereses no científicos (Healy, 2002; Moncrieff, 2008; Pérez, 2007).
A psychotropic medication considering itself as one that exerts profound and beneficial effects on behavior, mood and cognition, although frequency scam, do not alter the underlying disease process (Schatzberg, Cole, & DeBattista, 2010). The three major types of psychoactive drug used in the treatment of mental problems and which have been taken as reference for our research are anxiolytics, antidepressants and neuroleptics or antipsychotics. Anxiolytics The first drugs with selective anxiolytic and hypnotic were barbiturates (Stolerman, 2010). Benzodiazepines, perhaps the best known and most widely used anxiolytics (Stahl, 2008) are very safe and effective in treating short-term anxiety (Preston, O'Neal, & Talaga, 2013). Antidepressants. Antidepressant drugs include selective inhibitors of serotonin reuptake, tricyclic and monoamine oxidase inhibitors of the resulting effective in the treatment of comorbid depression and anxiety (Leonard, 2001). Antidepressants produce a transient increase in the brain in certain monoamine neurotransmitters, such as serotonin and norepinephrine, or by inhibiting its degradation, or type, blocking their reuptake or reuptake by neurons in the synapses (González & Perez , 2007). Antipsychotics. Antipsychotic drugs are used to counter painkillers inner restlessness, psychomotor agitation and severe insomnia, states that can arise in the following contexts: schizophrenic psychosis, especially in its severe forms paranoid, mania, psychotic syndromes in the aftermath of an organic disorder brain and depression, especially that causes symptoms of agitation and anxiety (Spiegel, 2003). The prescription of psychotropic drugs in primary care, deserves special attention, since it is often done without the use of other prior or parallel interventions for mental disorders and more durable than recommended requirements and even indefinitely (Galleguillos Crag Garay Gonzalez, & Vogel, 2003). The psychotropic drugs are a group of high consumption in the Spanish Health System (Romo et al., 2003). According to the results of ESEMeD, 16% of the Spanish population interviewed had consumed some type of psychotropic drugs during the year prior to the survey, with the probability of consumption doubled for women. Benzodiazepines (alone or in combination) were the most consumed guy with a 11,4%, followed by antidepressants with 4,7%, within which, the most used were selective inhibitors of serotonin reuptake with 59,5%. Antipsychotics were consumed in 2,1% of cases and mood stabilizers on a 0,1% (Codony et al., 2007). The development of a drug is a highly complex process which begins in the preclinical phase. It is evaluated in animals bioavailability, metabolism and toxicity of the drug, its known effects on biological targets and representation of the disease in various animal models. After obtaining sufficient data in animal studies, the drug can be tested in humans (Schatzberg & Nemeroff, 2009). The U.S. Agency for Food and Drugs (Food and Drug Administration or FDA) warns that psychotropic medication may increase the risk of suicide, which raises concerns about prescribing in patients with psychiatric disorders, many of which already have an increased risk of suicide. Therefore, clinicians must understand the risks and benefits associated with the use of psychotropic medication (Fawcett, Baldessarini, Coryell, Silverman, & Stein, 2009). The objectives of this research for the review between professionals and medical students, and medical professionals from Mexico and Colombia in its considerations towards psychoactive drugs, exploring their attitudes toward efficacy, side effects, mechanisms of action, in relation to their prescribing habits, comparing turn the differences between medical students and also differentiating between Spaniards and foreigners. 2. Method This research is descriptive-analytical and non-experimental (ex post facto) nature, transversal, using as a method for gathering information, and as a technical survey, the questionnaire, which is based on obtaining a wealth of information in order to characterize a population. The sample collection was carried out by a diffusion process under investigation attaching the link of the questionnaire on-line. The accepting sample was composed by 210 subjects, of which corresponds to 61,9% of primary care health professionals in the countries of Spain, Mexico and Colombia and 38,1% with 5th year students of the Faculty of Medicine Seville and Granada. Among the sample of medical professionals, the 48,46% were male with a mean age 46,16 years versus 38,75% of students of the same gender, the average age of the latter group 22,74 years. As no case a susceptible questionnaire to satisfy the purposes of this research was available this gave rise the "Attitudes toward psychotropic drugs in Medical Professionals Questionnaire." 3. Results According to what throughout this investigation has been being shown by the example of doctors belonging to the Spanish country, a predominant profile of physician primary care provider could be described in relation to attitudes toward psychiatric medications relates. The overall characteristics of this pattern could be detailed as follows: � To consider each patient with mental health problems a choice between psychopharmacological and one psychotherapeutic treatment. � To make use of a higher frequency of prescription of psychotropic drugs versus psychotherapy for patients with mental problems. � They prefer the model that argues that psychiatric drugs correct an abnormal brain state, which are treatments for mental illness, its therapeutic action derives from its effects on the pathogenesis of the disease, and that psychotropic medication is like insulin for diabetes (Moncrieff & Cohen, 2005). � Reported on a not clearly defined towards psychoactive drugs and instead very favorable attitude toward psychotherapy. Comparatively predominant profile described for the Spanish physician and again according to the information reported by the representation of Mexico and Colombia has also explained. It has been possible with the prudence required by the sample size, the most representative profile of professional primary care in these countries in terms of attitudes towards psychotropic drugs are concerned, which would be defined by: � To think before each patient with mental health problems a choice between psychopharmacological and one psychotherapeutic treatment. � To make use of a higher frequency of prescription of psychotropic drugs versus psychotherapy for patients with mental problems. � They prefer the model that argues that psychotropic drugs create an abnormal brain state, which are psychoactive drugs and their useful effects are consequences of a state induced by themselves and psychotropic medication would like alcohol for social anxiety (Moncrieff & Cohen , 2005). � Report to a slightly more critical attitude towards psychoactive drugs that Spanish doctors, and also in favor of prescribing psychotherapy. 4. Discussion It seems evident that the prescription of psychotropic drugs and attitudes towards them could be influenced by cultural determinants that come to differ between the Spanish context framed in Europe on the one hand, and recourse to Mexico and Colombia, made in Latin America, with a different philosophy around the concept of mental disorders (Raskovsky, 2010). Finally, students of medicine is the group that leans more widely for taking the model of action of psychoactive drugs in these correctors are conceived as an abnormal brain state and under the paradigm of insulin for diabetes. Consistent seems denoted a predilection towards this model in university education. However, in practice the Spanish context supporting this model is lower than in the student sample, although it is preferred, although the alternative model cuts distances relevant way. In the Latin American context, this situation is reversed, and the alternative model that interprets psychotropic drugs create an abnormal brain state and assigned to the paradigm of alcohol for social anxiety would be more dominant than the other. In our country, the tendency to consider that psychiatric drugs correct an abnormal brain state, which have a therapeutic effect for treating mental illness derived from its specific action on the pathogenesis of the disease in the same way that insulin acts about diabetes, is greater than the consideration of psychotropic drugs as psychoactive drugs that induce altered brain state a useful effect on a psychopathological condition in the same way that alcohol relieves social anxiety. This difference is accentuated in the case of students of medicine, and this, despite the lack of solid evidence for the pathophysiologic mechanisms responsible for mental disorders (Moncrieff, 2008), but whose hypotheses (dopaminergic, serotonergic and / or noradrenergic) set forth by opposition to the effect of drug prepared with the same confusion in terms of validity of a hypothesis formulated to explain the origin of headache relief produced by starting an aspirin tablet, were to attribute the genesis of pain at a low level of aspirin in the body (Perez, 2007). Although pharmaceutical companies often suggest otherwise, there is no correlation between anxiety or depression and low serotonin levels (Lane & Muñoz, 2010) However, the efforts of the scientific community in clinging to the fact that the alterations in neurotransmission are agents involved in mental disorders despite the lack of objective confirmation, should lead to reconsideration of such hypotheses and reveal, if that was the case, its relationship to non-scientific interests (Healy, 2002; Moncrieff, 2008; Perez,2007)
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