Título: Una metodología de intervenção em Zonas Históricas de Pequenos e Médios Aglomerado Urbanos
Autores: Pedreirinho, José Manuel dos Santos Custódio
Fecha: 2011
Publicador: Dialnet (Tesis)
Fuente:
Tipo: text (thesis)
Tema:
Descripción: El objetivo de éste trabajo es la materialización de un programa operativo con vistas a definir una estrategia y crear una metodología adecuada para la intervención en centros históricos con las características ya mencionadas. El estudio incidirá sobre la situación vivida en Portugal, dada la necesidad de ser estudiadas situaciones muy concretas que tienen que ver con la estructura administrativa y legislativa específica en el caso portugués, pero lo que se pretende es un arranque donde esos aspectos puedan ser encuadrados de modo que puedan ser generalizados a un universo que pretende ser más amplio. Éste estudio tiene como objetivo la elaboración de una propuesta de: Una metodología de intervención en las Zonas Históricas de Pequeñas y Medianas Agrupaciones Urbanas. Tiene cobo base el hecho de: -Considerar que éstas agrupaciones presentan especificidades físicas y sociales que hacen que la forma de intervenir en su patrimonio deba asumir también características diferentes a las que se puedan tener en agrupaciones de mayores dimensiones. Esto se debe principalmente al hecho de, en estas agrupaciones: -Aparece (aún) una gran complementariedad en las agrupaciones entre el todo y cada una de las partes que lo componen y, naturalmente, incluye sus centros históricos. -Es a complementariedad hace que, en la mayoría de los casos, estos se mantengan todavía ligados al territorio envolvente y las múltiples actividades que ahí se desarrollan. -Esa misma complementariedad entre centros históricos y sus envolventes, se extiende a los aspectos sociales, y económicos necesarios para el correcto funcionamiento de cada uno de estas agrupaciones, y exige que cualquier intervención deba tenerse en cuenta en la totalidad de esas realidades. -Las propias opciones técnicas de uno u otro tipo de intervención pueden ser determinantes para el éxito o el fracaso de estas intervenciones y, sobre todo, su aceptación o rechazo por parte de los habitantes. Todos estos hechos hacen que en cualquier intervención deba tenerse en cuenta toda la variedad de conexiones de las diferentes cuestiones referidas anteriormente, la necesidad de conocerlos, de comprenderlos y de poderlos interpretar. Este trabajo se basa en tres hipótesis que resultan del análisis de lo que define o ha sido la práctica de intervención en el patrimonio: -No ha habido una política coherente de intervención en el patrimonio y por eso ha sido casi siempre hecha de una forma fragmentada. -Las intervenciones en el patrimonio han sido casi siempre hechas con una fuerte, casi exclusiva, componente de construcción e incluso cuando ésta es hecha con el apoyo de otras áreas ha existido poca interacción entre ellas. -Es las agrupaciones más pequeñas donde más se siente la interconexión e interdependencia entre cualquier intervención, así como sus consecuencias en las condiciones de vida de la gente, o donde mejor se puede analizar esos resultados. Deberá ser en estos lugares donde deba incidir especialmente cualquier estudio metodológico. Partiendo de la hipótesis que, pese a que la situación actual se caracterice todavía por un enfoque de la intervención en el patrimonio en la que continúan privilegiándose los aspectos físicos y constructivos de los edificios y agrupaciones, refiriéndose a un tratamiento diferente a cada uno de los aspectos pendientes � económicos, sociales, etc.- que en ellos también intervienen, se considera como absolutamente necesario encontrar otro modo de actuar que permita un enfoque más eficaz y global. De hecho se tiene, sistemáticamente, abordado cada uno de estos aspectos como una parcela autónoma de todo que está lejos de ser igual al sumatorio de las partes. La consecuencia ha sido una serie de intervenciones paralelas, con decisiones a veces contradictorias o desfasadas y con resultados que no han permitido la optimización de los recursos. Son también varios los estudios que llaman la atención sobre el hecho de hoy en día vivir en una sociedad que cultiva la necesidad permanente de cambio (Cfr Bauman), algo que puede parecer contradictorio como la necesidad de preservación de la memoria y de la historia que el patrimonio de algún modo personifica. Pero también sabemos que �sólo si las personas saben dónde situarse social y existencialmente es cuando son capaces de cambiar las cosas� (de Carlo, 340) y que sin las referencias �a la historia, a la tradición y a la memoria, la arquitectura quedaría limitada a simples soluciones de problemas�, dejando de tener la dimensión cultural que la diferencia de lo que no es arquitectura. Por eso, la memoria que el patrimonio representa es esencial para el equilibrio y estructuración de nuestro futuro, y la necesidad de encontrar modos de lidiar con esos testimonios, integrándolos (o integrándonos) en la actual estructura social, aparece como una prioridad esencial. Sabemos también como la constante desaparición de muchas de las señales de orientación o identificación del hombre en el espacio, han sido responsables de gran parte de la desorganización de ese mismo espacio y, consecuentemente, de nuestra capacidad de vivir en ellos. Aunque las tendencias en cuanto a aclarar la vida a penas vivida en el presente, y sin ninguna preocupación por integrarse en cualquier continuidad histórica; que para los autores como Lipovetsky (Lipovetsky, 1983, p. 73) es una de las formas más características de la sociedad contemporánea; no significan más que otra forma de encarar el patrimonio, y nunca la negación de su importancia, como se verá más adelante. Las nuevas necesidades están creadas por una sociedad dominada por la idea de progreso, una idea que, a pesar de surgida a finales del siglo XVIII, ha sido decisivamente notable desde entonces y que ha traído fuertes incompatibilidades entre muchas de las preexistencias (físicas) y las condiciones de vida que ahora todos esperamos poder tener. Muchas de las contradicciones en que estamos inmersos son consecuencia directa de esto, por la dificultad de crear condiciones materiales capaces de integrarse, disimuladamente, y de casi desaparecer del patrimonio que queremos realzar. En una sociedad como la actual, donde los aspectos económicos se sobreponen a casi todos los demás aspectos, adquiere cada vez La visión esencialmente economicista que ha sido dominante en muchas de las reflexiones sobre casi todos los aspectos de la vida social y, naturalmente, también en el modo en el que se intenta rentabilizar el patrimonio ha de ser sustituida por otras formas más completas de afrontar este problema. Por eso urge encontrar un nuevo equilibrio entre lo absurdo de querer proteger todo y el contrasentido de querer destruir todo. Como ya cité anteriormente, creo que en este momento las situaciones más frágiles aparecen precisamente en las agrupaciones que, por su pequeña o mediana dimensión, viven muchas veces en procesos de aislamiento, agravados por el hecho de no tener muchas veces un patrimonio donde destaquen piezas particularmente relevantes. Se convierten por eso en argumentos fáciles de justificar o de olvidar, incluso cuando son elementos importantes de un sistema de equilibrios del territorio y de toda su estructura ambiental. Son, por otro lado, ambientes y comunidades donde acciones ajustadas, aunque a veces recurriendo a escasos recursos, pueden producir resultados de gran eficacia. Estas fueron las hipótesis básicas para la elección de estas agrupaciones para la reflexión que aquí se va a desarrollar. Otra hipótesis de trabajo fue la constatación de que a pesar de las numerosas referencias hechas a varias disciplinas implicadas en la intervención de las zonas históricas continúa siendo principalmente a través de la arquitectura. Aun sabiendo que los aspectos sociológicos tienen cada vez más importancia, ambas áreas continúan siendo, en general, dominadas por omnipresentes decisiones que, una vez impuestas por consideraciones económico-administrativas, muchas veces condicionan no sólo la disponibilidad, sino también los plazos para ser usados. Todos estos son aspectos que se muestran en la mayoría de los casos muy poco ajustados a las necesidades de una intervención ciudadana. El hecho de que la arquitectura tenga este papel dominante tiene que ver, naturalmente, con la gran visibilidad de muchas de las carencias que se manifiestan en la degradación del edificio, pero también ha de tenerse en cuenta que éstas carencias están directamente relacionadas con el poder político que las solicita y, que sin otros mecanismos de control, corremos el riesgo de que la relación entre el esfuerzo invertido en estas acciones y los resultados obtenidos continúen siendo poco satisfactorios. De hecho, creo que es absolutamente necesario adelantarnos a la dimensión transmitida por una suma de acciones (pluridisciplinares) para que entendamos las diversas formas de intervención en el patrimonio, sobre todo por su capacidad de integrar y generar nuevas propuestas de desarrollo (transdisciplinaridad). Es a partir de esta hipótesis que una parte de este trabajo insiste en el intento de encuadrar estos procesos en un sistema complejo que sea capaz de generar nuevas respuestas a los también nuevos problemas creados por este concepto (todavía nuevo) de patrimonio, y sobre las estrategias para poder intervenir en él. El objetivo de este estudio es la elaboración de una metodología de trabajo capaz de responder a la creciente complejidad disciplinar que aparezca durante cualquier intervención de rehabilitación de un Centro Histórico. De hecho, las necesidades técnicas precisas para las nuevas formas de vida exigen un conjunto de intervenciones que son cada vez más difíciles de conciliar con la realidad física de los centros históricos de la mayor parte de las agrupaciones urbanas, tal como actualmente los conocemos. Pero tan importante o más que éstas son seguramente las muchas presiones que se ejercen desde el exterior. Presiones inmobiliarias muchas veces, o presiones que podríamos llamar culturales y que tienen que ver con las necesidades, muchas veces artificialmente creadas para que se adopte este o aquel modo de vida. Hay una serie de �padrones de cultura� (usando el título de libro de Ruth Benedict) que ejercen -por las buenas, pero en la mayoría de los casos por a las malas- una presión a veces asfixiante sobre las poblaciones que se reflejan mucho en algunos aspectos relacionados con el patrimonio. Por todas estas y por algunas otras razones asistimos cada vez más al abandono y la degradación de muchas zonas históricas al tiempo que se percibe un esfuerzo y una inversión política cada vez más fuerte en una preservación que, en los últimos cincuenta años, ha adquirido una dimensión que nunca había tenido y con la que muy probablemente no sepamos lidiar. Muchos de estos problemas se vuelven aun más difíciles de resolver cuando se trata de una agrupación de pequeño o mediano tamaño, no sólo por su intrínseca fragilidad, ya mencionada, sino también porque en éstos cualquier intervención conlleva implicaciones de decisiva importancia con relación a la globalidad de la población. La metodología que se busca pretende: -Ser aplicable en la situación concreta y en el encuadre jurídico-administrativo, y socio-económico portugués. -Ser capaz de aplicarse en situaciones muy diversas, desde las que pueda ser deseable una fuerte intervención constructiva, a las que ésta pueda asumirse con un carácter perfectamente secundario. -Se pretende también re-centrar en el hombre y en sus múltiples necesidades como ser cultural, u objetivo de cualquier intervención, pues sólo en una clara comprensión cultural de todos estos hechos es cuando podemos intervenir en ellos..... Este molde cultural pasa por una comprensión clara de las formas de enmarcar las diversas formas capaces de dar lo que Pierre Nora considera como los aspectos que están en permanente evolución (la memoria) y que contrastan con lo que es una reconstrucción siempre problemática e incompleta como la de la historia (Nora, p. 14). Ya San Agustín se refería al tiempo distinguido "el presente de las cosas pasadas (�), el presente de las presentes (�) y el presente de las futuras (�)". Dependerá seguramente de nuestra capacidad de conciliar estos diferentes tiempos y de nuestro entendimiento del patrimonio. Una acción que, ha de ser contemporánea pues sólo "aprendemos con los ojos de nuestra época; o sea nos cuestionamos a partir de las preguntas de nuestra época y ofrecemos las respuestas a los problemas de nuestra época". �Difícilmente se puede valorar el significado de lo antiguo si las ciudades no son modernas, (pudiendo caer) en el fetichismo, en los colores locales, o también la nostalgia de los viejos tiempos�. o sea, lo que Augé considera como el �exótico y banal anonimato de los sitios� . Tal como la entendía Lucien Febre, la historia sólo existe en el presente, es decir, la historia dejó de estar detrás de nosotros, como también le gustaba citar a Aldo Van Eyck. �La memoria no puede ser traída hasta nosotros únicamente a través de referencias más o menos arbitrarias, pues la memoria está más allá del reloj y del tiempo humanizado� (Van Eyck, 1982, p.18) un concepto que él venía defendiendo ya desde el Congreso de Otterlo, de 1959. O como por la misma época citaba Lina Bo Bardi, debemos entender el pasado y, por lo tanto, también el patrimonio como un �presente histórico�. De hecho, �sólo si las personas saben dónde situarse social y existencialmente es cuando son capaces de cambiar las cosas�. El patrimonio es así el medio del que disponemos para situarnos en el mundo, aun sabiendo que solo �aprendemos con los ojos de nuestra época; o sea nos cuestionamos a partir de las preguntas de nuestra época y ofrecemos las respuestas a los problemas de nuestra época� (Morin, 2001) El reflejo de muchas de estas preocupaciones es el que se expresa en las resoluciones de ICOMOS, el organismo oficial creado en 1965, y que se está bajo la égida de la UNESCO y de la ONU, después de la Convención para la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural, de 1972, liderando la reflexión y la actuación sobre el patrimonio. Al considerar �que la arquitectura exprime necesariamente su época (�) y que la expresión de su pasado presente y futuro deben ser tratados como un todo�, se recomienda que se acepte la inclusión de obras contemporáneas en las ciudades históricas. Conscientes de que vivimos en un mundo caracterizado sobre todo por la gran complejidad de factores que en él se integran, donde el patrimonio es un área cultural particularmente sensible a esas múltiples interacciones, los objetivos de este trabajo buscan entender algunos de los condicionantes y limitaciones que caracterizan los modos de actuación en el patrimonio y, a partir de éstos, buscar una estrategia capaz de proponer una metodología de intervención que nos permita tener en cuenta esa misma complejidad. Se pretende con este trabajo encontrar algunos parámetros que no nos permitan definir líneas de orientación para ese tipo de intervenciones. De este modo se busca una propuesta de metodología de intervención en el patrimonio arquitectónico que tenga en cuenta las necesidades de búsqueda de líneas de fuerza orientadoras de una práctica que apenas dejó de ser pluridisciplinar para pasar a ser verdaderamente transdisciplinar. De entre todos estos factores destaca la que es la primera razón de cualquier intervención en el patrimonio, y que tiene que ser siempre centrada en el hombre y en sus múltiples necesidades. El hecho es que han desaparecido muchas de las señas de orientación y de identificación del hombre en el espacio. En muchos de nuestros edificios, pero también en gran parte del territorio que nos rodea no existe más definición de límites, de fronteras entre el interior y el exterior, de puertas, etc., y todo esto contribuye a la desorganización del espacio. Cada vez más tenemos que lidiar con conceptos que se van alargando mucho más allá de las dimensiones físicas del patrimonio. Ejemplo de eso es el concepto todavía recientemente formulado de patrimonio inmaterial, (�intangible heritage), la dimensión inmaterial o sea, la valorización de los saberes, de las realizaciones y tradiciones, conceptos particularmente importantes para sociedades multiculturales como son cada vez más todas las nuestras. Si antes referí la necesidad de volver a centrar en el hombre la atención de cualquier intervención en el patrimonio es justamente porque la reacción de las intervenciones hechas nos ayuda a percibir muchas de las razones de los fracasos cotejados. Está hoy en día ya bastante consensuado que � salvo excepciones puntuales e inevitables- sólo es posible conservar el patrimonio mientras que sea porque el hombre lo ocupa y lo utiliza. El abandono que se aprecia en algunos sitios es muchas veces simplemente la señal de un desajuste que todavía no ha encontrado modos de armonizar estas necesidades contradictorias. La reflexión hecha sobre estos temas nos lleva también la necesidad de formularnos otra pregunta sobre la posibilidad, o hasta la conveniencia, de continuar con la preservación de una cantidad tan grande de testimonios del pasado por lo menos en las condiciones en que muchas veces lo hemos hecho, y hasta saber si valdrá la pena hacerlo.
Idioma: mul