Título: Iglesias mudéjares sevillanas de los siglos XIII, XIV y XV: propuesta para su restauración, conservación y mantenimiento
Autores: Vigil-Escalera Pacheco, Manuel
Fecha: 1992
Publicador: Dialnet (Tesis)
Fuente:
Tipo: text (thesis)
Tema:
Descripción: Quizás lo primero que surja al comenzar a analizar este estudio, o incluso antes con sólo observar como ha sido titulado, sea una pregunta: ¿por qué las iglesias mudéjares sevillanas? No fueron ya estudiadas �cabría preguntarse- con suficiente profundidad por prestigiosos eruditos, de forma que sería poco original volver a incidir sobre el mismo tema. No se trata de una parcela artística con delimitación precisa y ramificaciones conocidas, de manera que tras esos trabajos ahondar en ello pudiera ser labor vana e infructuosa. Es seguro que tras la lectura �sobre todo si quien la hace es entendido en la materia- del propio encabezamiento con que ha sido dotado el presente trabajo, vendrá rápidamente a la memoria la capital obra de D. Diego Angulo Iñiguez: Arquitectura Mudéjar Sevillana de los siglos XIII, XIV y XV, que sirvió de discurso inaugural del año académico 1932 a 1933. En efecto, tan espléndido trabajo ha sido luz y guía para la primera parte del estudio que ahora se introduce, y que necesitaba, como se verá, de una base documental de partida para elaborar lo que verdaderamente es objeto y fin del mismo. Ha tomado de aquél datos, referencias, e incluso propio tema de investigación, en forma de parcela artística de profunda raigambre arquitectónica, perfectamente delimitada y acotada en el panorama historiográfico del arte sevillano, y por ende del español. Labor meritoria debida a la enorme capacidad artística, e intelectual en definitiva, de D. Diego Angulo, a quien el autor, que fue honrado con su magisterio y amistad siendo aún muy joven, rinde desde aquí sencillo pero respetuoso homenaje, con la seguridad de que el estudio que ahora se acomete, no hará sino resplandecer, aún más si cabe, su magna obra. Es posible sin embargo, en la necesaria y obligada referencia a la obra de Angulo, establecer algunas precisiones que ayudaran sin duda a clarificar y a delimitar ya desde aquí, el objeto y alcance del trabajo que se presenta. En primer lugar, el libro de Angulo como es bien sabido fue titulado Arquitectura Mudéjar Sevillana de los Siglos XIII, XIV y XV y de ese título parecía desprenderse que lo que se pretendía hacer era un estudio amplio de toda la arquitectura de ese período englobable bajo el calificativo de �mudéjar�. Sin embargo, el propio Angulo advierte en las primeras páginas que no es tal su propósito y a la par que alude a la dificultad que supone el clasificar o no tajantemente a un edificio como mudéjar, afirma con claridad que deja fuera del tema del discurso aspectos tan cruciales como la arquitectura civil, la carpintería, las yeserías, etc. En efecto, basta leer su obra para observar que se ocupa solo de la arquitectura religiosa, y más propiamente hablando de la eclesial (a la que en definitiva en esa época se reduce prácticamente aquélla). Curiosamente en cambio, y aunque el título así lo especifique, no abarca sólo los ejemplares sevillanos, sino también aquellos que afirma forman parte de la escuela de este nombre, y así vemos desfilar por las páginas de su obra edificios procedentes de las provincias de Huelva y Cádiz, e incluso referencias a alguno cordobés, actitud que queda cumplidamente justificada en las mismas páginas. Por otro lado en numerosas ocasiones a lo largo de su trabajo, y con carácter general al comienzo, Angulo afirma llanamente lo reducido de sus notas sobre éste o aquél edificio, o bien que su intención se reduce en tal o cual aspecto a exponer el problema a resolver y la línea de investigación a seguir. Tales afirmaciones, que no sólo no restan importancia y calidad al trabajo por el efectuado, sino que por el contrario la acrecientan, ilustran, certera e indudablemente, sobre cuál era el propósito de su obra, que de esa manera invitaba �y aún invita- a profundizar sobre tan apetecible tema, bien con carácter general, contemplando la arquitectura Mudéjar Sevillana de ese período en su totalidad o bien reducida a su faceta exclusivamente religiosa, a indagar y adentrarse en aquellos aspectos que sólo esbozó, y para los que en la mayoría de los casos dejó incluso señaladas y abiertas las líneas de investigación a seguir. Pues bien, ni lo uno ni lo otro es propósito de este trabajo. Ni se pretende con él �y esto seguramente contesta a la pregunta formulada al comienzo de estas líneas- ampliar el campo historiográfico abierto por Angulo, englobando por ejemplo la arquitectura civil (el título del trabajo despejaría las dudas existentes a este respecto) u otras artes menores, ni tampoco, ya centrados en la parcela eclesial, completar o ahondar en aquellos aspectos que como ya se ha dicho quedaban abiertos para posteriores investigaciones. Tan sólo nos uniría a su obra, aparte del común propósito de poner en valor ese preciado patrimonio cultural y artístico, el objeto físico de nuestra investigación: un curioso grupo de iglesias construidas a lo largo de los siglos XIII, XIV y XV y que poseedoras de unas características comunes, permiten considerarlas como conjunto prácticamente autónomo dentro del panorama arquitectónico de la época. Cobraría así sentido el título del trabajo, pues objeto de éste será �a semejanza del de Angulo- sólo la arquitectura eclesial pero �y en esto nos apartamos de lo estudiado por él- reduciremos nuestro estudio exclusivamente a las iglesias de la capital, sin adentrarnos en sus antecedentes inmediatos, ni aún menos en sus ramificaciones por el resto de la provincia o por las de sus colindantes. Reducción admisible, pues como se verá, no es el nuestro un trabajo historiográfico o de pura investigación histórica, sino como reza el subtítulo del mismo, un intento de configurar una propuesta concreta para un específico problema, que como todo edificio antiguo estas iglesias presentan: el de su restauración, conservación y mantenimiento. Este grupo de iglesias, tan numeroso en nuestra ciudad y en su área de influencia, presenta como ya puso de manifiesto Angulo unas características comunes a todas ellas. No sólo en sus aspectos decorativos o en los motivos que llevaron a su construcción, sino �y esto es de suma importancia para nosotros- en su propia configuración arquitectónica, que las hacía poseedoras de elementos arquitectónicos no complicados en exceso, comunes a todas ellas, siendo común también el manejo y combinación que de los mismos se hacen en todos y en cada uno de los edificios que componen el grupo. Abandonada pues la intención historiográfica, realizada, salvo lo ya apuntado, casi en su totalidad por Angulo y habida cuenta de sus particularidades que de orden arquitectónico estos edificios muestran, nuestro trabajo pretende formular y probar las siguientes tesis (nunca mejor utilizada la palabra) que se toma pues como línea de investigación directriz del mismo: 1) Se considerará un grupo de edificios que debido a su antigüedad presentan como es lógico problemas de conservación. 2) Dado que ese grupo de edificios presentan unas características arquitectónicas, constructiva, etc. comunes a todo él CABE SUPONER que también los problemas que presentan son comunes a todos los miembros del grupo. 3) Si tal afirmación es cierta �cosa que deberá probar el estudio a realizar- PUEDE SUPONERSE que existen unas soluciones comunes también a todos ellos y que por tanto pueden ser extrapolables a cualquier edificio no ya de los del grupo sino a otros que presenten características análogas en todos o algunos de sus elementos. Un planteamiento riguroso de lo expuesto lleva a analizar las siguientes cuestiones: A) Es necesario demostrar previamente que es cierto que existe tal grupo de edificios, o lo que es lo mismo, que los edificios que se consideran pertenecen al grupo poseedor de características comunes a todos sus miembros, que son las que definen precisamente a ese grupo. Tal labor fue la que hizo Angulo y nosotros ampliaremos en algunos aspectos de interés para nuestro trabajo. El demostró en efecto, la existencia de ese grupo y enumeró a grandes rasgos los caracteres comunes que lo definen. Es aquí donde verdaderamente cobra interés su obra para nosotros, pues nos exime de tener que realizar tal trabajo, en gran parte labor historiográfica, que nos sirve pues de punto de partida para la nuestra. B) Ahí termino la obra de Angulo y comienza la nuestra, que debe iniciarse por comprobar la existencia de esos problemas comunes en los edificios a estudiar, que serán sólo los de la capital (uno de los grupos identificados por Angulo y con plena autonomía) y en base a ello utilizándolos como �probetas� ser capaces de enumerar unas soluciones al problema que se estudia �el de conservación, restauración y mantenimiento- lo suficientemente generales como para poder ser extrapolables, no ya a los edificios probetas, o sea, a los sevillanos, sino también a aquellos que derivan de los mismos (y que también se estudiaron en la obra de Angulo). Objetivos: Como principal el ya mencionado: si existen unas características básicas comunes, probar que existen unos problemas también comunes, y que por tanto es posible encontrar un conjunto de soluciones comunes y con la suficiente generalidad que las haga extrapolables del grupo de edificios de donde han sido deducidas, para ser aplicables a otros de similares características, que deriven o estén relacionados con aquellos. En ese caso el conjunto de edificios bajo estudio se habría utilizado como �conjunto probeta�. Aprovechando la existencia de unas características comunes a un grupo de edificios, reducir aún más el campo de estudio, intentando abstraerlo y conducirlo al de un edificio modelo extraído de ese conjunto de caracteres comunes. Se intentará probar que es posible la formulación de un modelo teórico a partir de los edificios en estudio, que reduzca el análisis de los problemas que aquellos presentan, a uno teórico sobre el modelo, que conducirá al establecimiento de un cuadro patológico general y teórico que habrá luego que confrontarse con la realidad que los edificios presentan. Esta operación tiene a nuestro parecer indudable interés. En primer lugar, porque esta analogía entre edificios que da lugar a �series�, es una situación muy frecuente entre las construcciones que hoy consideramos pertenecientes al patrimonio cultural, es decir, entre �monumentos� o edificaciones antiguas en general, por lo que de ser satisfactoria la metodología propuesta podría utilizarse en más de una ocasión. En segundo lugar, porque pensamos, y así lo demostraremos, que se trata de una metodología útil que permite acercarse, una vez estudiado el modelo, a cada edificio con una idea suficientemente precisa de cuál es la patología que puede presentar en razón de sus características (que están en el modelo), confrontando esa formulación teórica � a modo de guía de análisis- con la propia realidad singular del edificio, previendo situaciones patológicas, puede que aún no aparecidas, pero que según el modelo teórico es probable aparezcan evitando así situaciones irreversibles o de costosa y difícil reparación. Esto no impedirá en ningún caso, el estudio lúcido y sin prejuicios de aquellas patologías propias de la realidad singular de cada edificio, y que pueden no encontrarse en ese marco general teórico. Será posible abordar asimismo �con tanta mayor precisión cuanto más exacto sea el estudio teórico realizado- un cuidado sistemático y continuo (mantenimiento) de todos los edificios que componen la serie, utilizando a modo de manual lo deducido en el modelo. Se trata en suma, y utilizando la analogía con los términos médicos (que comienza con el uso de la palabra patología) de establecer una sintomatología genérica (a veces pudiera hablarse de una epidemiología) de los paciente a tratar (pertenecientes a un mismo grupo epidemiológico en este caso) de disponer de unos fármacos comunes y de configurar una medicina preventiva con sus chequeos pertinentes que hagan innecesarios costosas intervenciones en la mayor parte de los casos traumáticas para los edificios. La existencia por un lado de una realidad, y la formulación por, otro de una teoría bajo la cual pretende estudiarse aquélla, nos conduce inevitablemente si queremos operar con rigurosidad a relacionar ambas bajo los dictados del método científico. Nuestra argumentación teórica deberá ser inexorablemente confrontada con la realidad. En primer lugar, nuestro modelo deber ser extraído del análisis y observación detallados de los edificios existentes y ser dotado de la comunidad de características de éstos. En segundo lugar, las consecuencias que de él se deduzcan deberán ser verificadas, comprobadas, experimentadas en suma en la propia realidad arquitectónica de los mismos, sin cuyo requisito no tendrán validez. Tal proceder no deberá olvidar, no obstante, que no utilizamos ni una ciencia exacta ni analizamos acontecimientos o fenómenos naturales sometidos a la imperturbable repetición propiciada por la naturaleza, sino que nos enfrentamos a edificios, cada uno dotado de su propia singularidad, aunque eso sí, en los cuales es posible descubrir leyes de funcionamiento interno que si presentan carácter general y repetitivo. En consonancia con lo anterior, y como objetivo inexcusable a alcanzar, se pretende demostrar la viabilidad, que tras el estudio teórico llevado a cabo sobre el modelo y confrontado más tarde con la realidad de los edificios, tiene un plan de mantenimiento programado (como si de automóviles se tratara) destinado a conservar y a alargar la vida del edificio, comprobando que representa un menor coste y una mayor efectividad frente a grandes y caras actuaciones esporádicas, en muchos casos más perjudiciales que beneficiosas para la propia edificación. Se pretende llevar al campo de lo monumental algo ya frecuente en lo de la vivienda o edificación industrial, aplicando resultados y experiencias allí obtenidos. Idea además, que como se verá, surge casi naturalmente tras el estudio teórico del modelo del que se ha hablado. La obtención del modelo será pues cuestión de suma importancia, pues sobre él gravitará todo el conjunto del trabajo a realizar. Constituirá el último objetivo de esta Tesis, comprobar la fiabilidad y eficacia, la viabilidad en definitiva, del método que se propone para la obtención del modelo y que no será otra que el proporcionado por el Análisis de Formas Arquitectónicas, joven disciplina científica con sobrados medios para tal fin y que será utilizado con amplitud.
Idioma: spa