Título: Modelo de atención de hábitos alimenticios basados en estrategias de inteligencia emocional dirigidos a niños con discapacidad visual en edades tempranas
Autores: Vintimilla Barzallo, Gabriela de la Nube
Fecha: 2012-02-23
2012-02-23
2011
Publicador: Universidad Politécnica Salesiana
Fuente:
Tipo: Thesis
Tema: Educación Especial
Hábitos Alimenticios
Inteligencia Emocional
Niños con Discapacidades
Ciegos
Discapacidad Visual
Descripción: El profesional de educación especial debe estar consciente que resulta imperiosa e imprescindible realizar una actualización constante, considerando que aparecen nuevas y creativas estrategias que hacen factible una interrelación dinámica en su entorno así como dentro de la autonomía en la ejecución de actividades de diario vivir. En el tratamiento y relación con niños y niñas que están limitados por la Discapacidad Visual deben observarse circunstancias y situaciones que deben superar, por cuanto son éstas las que aparecen a diario; mismas que son: físicas, psíquicas y/o emocionales, aspectos que requieren del uso de materiales, técnicas y procedimientos de apoyo en cada etapa de su ciclo vital. Uno de los principales objetivos dentro de la educación del niño o niña con discapacidad visual es desarrollar al máximo hábitos alimenticios basados en estrategias de inteligencia emocional de forma agradable como si fuera un juego, de tal manera que les atraiga o interese su aprendizaje y no sea una rutina monótona, exigida y tediosa para que pueda desenvolverse con eficacia y eficiencia, es decir, integrarle como una persona útil. El niño o niña con trastornos visuales, afronta situaciones distintas, pero que tienen que convertirse en normales frente a la sociedad en la que vive, donde no sólo es necesario pensar bien, sino también debe actuar bien, y para ello se lo debe inducir buenas costumbres alimenticias, lúdicas y socio- afectivas que constituyan los fundamentos de una vida sana y feliz. Es necesario ver al niño y niña con discapacidad visual como un ser integrado dentro de la sociedad, que tiene un cuerpo al que debe cuidar, un espíritu que se enriquece diariamente con valores que asimila, una mente que desarrolla y crea dentro de un ambiente armónico y seguro. La educación como preparación para la vida tiene un significado más amplio: dar al niño o niña con discapacidad visual los instrumentos y capacidades que necesita para lograr su propia realización, anexada a una independencia y autonomía, así como, tiene que dotársele de confianza suficiente y fuerza para que crea en sí mismo, y goce de una libertad de pensamiento, que le entronice en la vida social. Para que el niño o niña con discapacidad visual se desarrolle normalmente, es muy importante que desde pequeño administre hábitos a través de un aprendizaje sistemático, que puede ser al principio lento, lo que, poco a poco, llegará a ser una constante en su práctica cotidiana. Es muy importante tener en cuenta que el niño ciego no podrá imitar a las personas que conviven con él; sin embargo, es necesario que el aprendizaje comience desde los inicios de su vida. El padre y la madre deben constituirse en los ejes fundamentales durante las primeras etapas de desarrollo evolutivo de su hijo o hija, como estimuladores en la creación de ambientes motivadores e impulsadores de actividades que generen confianza, seguridad Modelo de Atención de Hábitos Alimenticios Basados en Estrategias de Inteligencia Emocional Dirigidos a Niños con Discapacidad Visual en edades tempranas. y amor hacia el mundo que lo rodea, evitando las inhibiciones propias de su condición limitada en lo visual. La alimentación es el área central de interacción entre sus progenitores y el niño o niña, he ahí la importancia de establecer una intimidad física en la adquisición de hábitos y habilidades que contribuyan a una estabilidad emocional en etapas posteriores. Los niños y las niñas sanos aprenden mejor, son más entusiastas, positivos, alegres y están en mejores condiciones de desarrollar al máximo su potencial cognitivo, físico y socio- afectivo; razón por la cual las señales orgánicas que se experimentan con las diferentes emociones deben ser discriminadas para reforzar el conocimiento de las propias emociones. Cuando los niños conozcan las señales de su organismo actuarán y orientarán mejor las rutinas de auto-cuidado. Los hábitos deben sembrase en las mentes de quienes tienen discapacidad visual a través de la repetición; sería fácil perder todo lo ganado si empezamos a hacer excepciones, porque los niños y niñas tienen gran sensibilidad para captar las contradicciones e incoherencias de los adultos; una educación efectiva precisará que más de una vez hagamos oídos sordos a los chillidos lágrimas, berrinches y pataleos del niño o niña, esto permitirá que aprendan que las cosas no se obtienen por estos medios, si mantenemos una coherencia pedagógica estas escenas serán menos frecuentes, porque ellos habrán adquirido un canal interactivo para comunicarse con sus padres y maestros. Las vivencias en la práctica profesional dan cuenta que las horas de comida constituyen momentos agradables, cuando los miembros de la familia comparten, con el niño o niña, la integración ofrece seguridad al infante y abre la confianza necesaria frente a quienes lo considera cercanos. Para despertarle la curiosidad y capacidad de comer alimentos variados, es necesario que las horas de comida sean amenas y relajadas, que sea un lugar de encuentro y disfrute familiar, los adultos tendrán presente que cuando se aprende a comer se experimentan nuevos olores, sabores y texturas, y que este proceso requiere de tiempo y motivación. Es distinto incorporarle un alimento nuevo a su dieta sin dar importancia; a permitirle con anterioridad que lo manipule, saboree y perciba tal cual es, para que conozca sus características, su nombre y otros detalles que le facilite identificarlo. Cuando empezamos a incorporarle sólidos a la alimentación debemos pensar bien cómo hacerlo, alimentarlo cerca al televisor es una forma equivocada, la televisión encendida es una causa de distracción, Entre “Barney” y el alimento, el niño enfoca la atención en una sola cosa y por ende el programa televisivo será más atractivo; lo mismo ocurre con el juguete que no ejerce función alguna ya que es hora de comer y no de jugar. Los hábitos alimenticios adecuados en calidad y cantidad, permiten reforzar el sistema inmunológico y gozar de una buena salud; pero no por eso, se tiene que presionar al niño o niña a comer, se tiene ingeniar procedimientos sensibles que lo lleve a la ingesta de alimentos, pues la exigencia será la mejor manera de crear un problema, para que ésta actividad sea placentera debe ser él quien selecciona, rechaza, acepta y cuando deja de hacerlo.
Idioma: Español

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